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domingo, 24 de mayo de 2015

Querido:
               Ignoraba que el amor brota en un camino solitario como una brisa, un pequeño aire. Como niños encantados por inventar historias, hablábamos de lo inesperado, de lo imposible.
               Las palabras eran la música que ambos admirábamos y pasaban las horas hasta que llegara el sueño.
               Sin brújula, nuestro mar era amar la belleza de todas las partidas. Estaba a tu lado como los árboles grandes al costado del río, esperando nutrirme con tu oleaje.
               Como lobos hambrientos, nos sentábamos cerca del fuego y nos alimentaban sus llamas.
                Sucios y desprolijos como los vagabundos, profundizábamos las sombras.
                Cuando todos los los leños se quemaban, como acróbatas caíamos en el silencio del templado sueño y la apariencia nos pretendía enamorados. Oscuro amor de paso. 

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