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domingo, 24 de mayo de 2015

Querido:
               El tiempo es brutal cuando sin ninguna propuesta interfiere las horas de mis mejores sueños. Me fuerzo por comprender antiguas ilusiones y decido no extrañarte.
Deseo enamorarme de tí, aunque ese sentir sea inapropiado. 
Soy una princesa que no acordó con el rey de la comarca en la cual habitaba. El príncipe partió, no imaginando que el amor de la princesa algún día le correspondiera.
Ella escribe lo que no sucedió nunca y él aún la espera.
Desea a esa mujer más que nada en la vida.
No quiero escribir verdades, sólo alcanzar alturas.
Imagino desmedidos placeres a tu lado.  
Nunca me siento libre cuando del amor se trata.
Alguna vez, imaginé un hombre para mí, un delincuente natural preso de los misterios del mañana.
El era noble, aunque no perteneciera a esa clase, yo siempre fui una princesa. Admiré el encuentro con él y todos los acuerdos posibles.
Escuchar su voz era brutal sometimiento al éxtasis anhelado. 
Ella al escucharlo soñaba. Nada era imposible.  
Desearía decirle, amor mío no temas a mí, ámame con la impiedad que tienen las tormentas, se el amante que ama en mí a mí. 
Yo, es verdad, soy varios, pero tú me inquietas el alma y si no podemos, todo será inapropiado, estéril para nuestra raza.
Sos para mi alucinado y no quisiera que antiguos prejuicios te declaren impotente para el reino.
Ninguna ausencia nombrará el deseo que me acerca a tí.  

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