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sábado, 2 de enero de 2016

Querido:  hoy pienso en todo lo que no pudo ser, como si me hubiesen enceguecido los rayos de una luz que me hacía olvidar todo el universo.
Alterada por una magia que yo misma inventaba, creía estar acompañada por dioses que venían a contarme como era el paraíso, 
a hablarme de un amor perfecto, inmaculado, sin lágrimas, un amor cuyas notas nadie conocía y aprendí ese lenguaje y me alejaba cada vez de todo y cuando tenía un deseo parecía alcanzarme con llegar al comienzo y creer que ya lo había hecho, que era fácil lograrlo, y luego seguía hacia otros caminos.
Era brutal no poder soportar los logros adquiridos, como si no fuese nada y prefería el silencio de mi soledad, horas y horas sin que nadie aparezca, no ser interrumpido más que por una palabra que reconozco esclavizaba mi tiempo burlándose de mí y yo enojada, volvía a salir de esa encrucijada.
Es como si no pudiese soportar la posibilidad de lograr mis deseos.
Pocas son las cosas que firmemente decido, en general todo lo que tengo diseñado es para no perderme en la bruma fatal del desvarío y hasta ser feliz en ese viaje solitario.
Una pasión enamorada de las horas que pasan, una belleza inesperada, ceremonia donde la fiesta es poder con el poema.
Pensaba mucho tiempo en cosas invisibles que poblaban el mundo con voces extrañas o sin habla y nadie los había visto y de verlos eso sería el fin del mundo.
Algo terrorífico generado por el miedo a lo desconocido y negado.
Todo en mí, está calculado, ordenado, pensado para mí, menos mi deseo, mi hambre, mis ansias, un mí, sin mí.
Un ser confundido en medio de una supuesta libertad que no va a ninguna parte.
Un alma sin destino no sabe volver a ningún sitio y avanza lleno de horror por lo inevitable.
Un ser satisfecho en medio de tanta ineficacia
Todo por nada, un gran amor el del poeta que abre todos los caminos de la imaginación, para luego quedar en silencio absoluto, no dice nada a nadie.
La bestia no ama las respuestas
Hasta la próxima....

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